
La trampa de sanar todo el tiempo
Share
Hoy quiero hablarte de algo que quizá nadie te dice: la trampa de estar sanando todo el tiempo.
Sanar es importante. Si. Sanar nos permite liberar lo que duele, cerrar heridas, y volver a conectar con nuestro poder. Pero también hay un punto donde la “búsqueda de sanar” se convierte en otra forma de quedarte atrapada en el mismo ciclo de carencia, miedo o insuficiencia, de perseguir y no disfrutar el presente.
Muchas veces, sin darnos cuenta, creemos que “hasta que sane” entonces voy a merecer el amor, el dinero, la abundancia, la vida que quiero. Y ahí está la trampa: estar siempre en el proceso, pero nunca en la vida. Creer que hay algo roto en ti que necesita arreglarse una y otra vez para que al fin seas suficiente.
Pero la verdad es otra: tú no estás rota.
Tienes heridas, pasado, sí. Has vivido dolor, sí. Pero tu esencia ya es completa, ya es abundante, ya es suficiente. Sanar no es arreglarte, sanar es reconocerte, para avanzar.
La trampa de estar sanando se siente como correr en una rueda de hámster: cursos, terapias, talleres, rituales, constelaciones, ceremonias… pero con la misma sensación de vacío porque en el fondo no te crees lista, no te crees digna, no te crees merecedora.
Sanar no significa “ser perfecta”. Significa aprender a habitarte con todo lo que eres: luces y sombras, avances y retrocesos. Significa dejar de postergar tu vida hasta que “ya no te duela nada”.
Porque si no, puedes pasarte años enfocada en sanar y olvidar que también estás aquí para vivir, disfrutar, recibir y manifestar.
Lo poderoso es esto:
-
No tienes que sanar todo para manifestar.
-
No tienes que tenerlo todo resuelto para vivir el amor, el dinero o la abundancia.
-
No necesitas eliminar cada herida antes de creer que eres suficiente.
Sanar y manifestar pueden ir de la mano. Puedes seguir trabajando en ti mientras ya recibes. Puedes reconocer tus heridas y aun así elegir desde la confianza y el amor propio.
Entonces la pregunta no es: “¿qué más tengo que sanar?”
La pregunta es: “¿qué estoy dispuesta a vivir hoy aunque todavía tenga heridas?”
Elige soltar la trampa de estar sanando como excusa y empieza a recordarte que ya eres suficiente, ya eres valiosa, ya estás lista.
Hermana, deja de creer que tienes que estar siempre reparándote para poder merecer. Estás viva, estás aquí y eso ya es abundancia. No te estanques en el proceso: ábrete a la vida.